martes, 12 de junio de 2012

Módulo 4
Foro optativo: Los minicuentos
Dos definiciones de minicuento:
- Lauro Zavala: rompen con todos los moldes y tienden a parecerse más a epigramas que a relatos.
- Violeta Rojo: narraciones sumamente breves, de carácter ficcional en la que personajes y desarrollo accional están narrados de una manera económica en sus medios expresivos […] Posee carácter protesco, de manera que puede adoptar diferentes formas genéricas y suele establecer relaciones intertextuales tanto con la historia como con formas de escritura no literarias. […] La brevedad constituye se carácter primordial […] El lenguaje del minicuento es preciso, su anécdota comprimida y es necesario el uso de cuadros

La definición de Violeta Rojo me parece más completa a la hora de trabajarla con mis alumnos ya que doy clases en 1º y 2º año y no tienen todavía, en el recorrido de su escuela secundaria, un vasto caudal de lecturas.

Me parece útil utilizar este tipo de lecturas ya que les brinda otras posibilidades de contacto con la lectura y escritura de ficciones. Sumado al hecho de que la mayoría de nuestros alumnos no son aficionados a leer textos extensos, su capacidad de concentración es breve y pertenecen a la cultura de lo inmediato. No olvidemos que son nativos digitales acostumbrados a resolver todo un uno o dos click del  mouse y sus producciones textuales son generalmente breves, muy concisas.
Violeta Rojo hace alusión a que es necesario el uso de cuadros y se me ocurre que podría resultar interesante, sobre todo en los primeros cursos de la educación secundaria, relacionar la lectura de minicuentos con la producción de narraciones gráficas, a modo de historieta, para facilitarles la comprensión de dichos textos.

miércoles, 6 de junio de 2012

Módulo 3
Foro Obligatorio: lectura y escritura de personajes
Cuento seleccionado: "Barba Azul" de Charles Perrault
a- Análisis funcional a partir de los personajes-tipo
b- Detallar la secuencia de la narración según Vladimir Propp


a- Funciones de los personajes-tipo:
- La heroína o protagonista: es Ana, la menor de dos hermanas, hijas dde una dama distinguida.
- El bien deseado: es salvar su vida ya que Barba Azul quiere matarla por haberle desobedecido y haber abierto el gabinete prohibido.
- El antagonista: es Barba Azul, quien se opone a la protagonista Ana y trata de impedir que logre el fin deseado.
- Donante o proveedor: en este cuento sería el mismo antagonista que le concede a Ana unos minutos para rezar antes de morir y ella los emplea en retrasar los hechos para ver si llegan los hermanos.
- El auxiliar: en este cuento serían los hermanos que salvan a Ana.
- En este cuento no hay ningún personaje en la función de falso héroe.
- El mandatario: es la hermana de Ana, quien le avisa a Ana que llegan sus hermanos y les hace señas


b- Secuencia de la narración según Vladimir Propp:
Matrimonio: Ana se casa con Barba Azul.
Prohibición: Barba Azul le prohibe entrar al gabinete al fondo de la galería.
Transgresión: Ana usa la llave para abrir el gabinete.
Descubrimiento: Ana descubre lo que esconde Barba Azul en el gabinete.
Interrogatorio: Barba Azul pregunta por sus llaves.
Información: Ana responde a las preguntas de Barba Azul y finalmente entrega la llave.
Socorro: Ana es ayudada por sus hermanos.
Combate: los hermanos de Ana pelean contra Barba Azul.
Castigo: los hermanos de Ana matan a Barba Azul.
Victoria: Barba Azul es vencido y Ana se salva de la muerte
Matrimonio: Ana se casa nuevamente con un hombre muy correcto.

c- Elegir  hasta seis funciones planteadas por Propp y escribir hasta una carilla, de acuerdo a la secuencia elegida, el relato de las alternativas vividas durante una compra de pan.


Secuencia:
Prueba – alejamiento – socorro – vuelta – reacción.

Como si comprar pan fuera tan fácil…
Me desperté temprano. Una brisa fresca soplaba desde el mar y parecía que el día iba a ser propicio para disfrutar la playa. Lejos de Francia me sentía otra.
Concretar el viaje a Florianópolis había sido un verdadero logro después de todo, y allí estábamos, con la familia, abandonados al descanso.
Quise darles una sorpresa… Durante el año, debido a que no nos levantamos a la misma hora, nunca podemos desayunar juntos; por lo que se me ocurrió ir a comprar pan para hacer unas tostadas para el desayuno.
Salí del departamento y caminé unas cuadras sin ningún itinerario previsto. Una gran calma reinaba en la pequeña aldea de pescadores llamada Barra da Lagoa. Habían pasado alrededor de 10 minutos cuando empecé a perder la paciencia y sentirme algo molesta ya que no encontraba ninguna panadería. Entonces se me ocurrió preguntar a alguien que cruzara ya que no estaba dispuesta a perder mucho más tiempo con el asunto de la sorpresa.
A cincuenta metros de la esquina donde me encontraba había una señora barriendo la vereda y me dirigí a ella. La saludé y le pregunté amablemente dónde había una panadería. La señora hizo una mueca que pareció una sonrisa comprometida y me respondió… ¡En portugués!
¡Y yo que ni jota sé de portugués! ¡Qué torpe había sido! ¿Cómo ni por un instante se me ocurrió pensar que no sé hablar portugués, y comprendo unas escasas dos o tres expresiones?
Le devolví la sonrisa sin entender lo que me había respondido y decidí volver hacia la esquina. Me faltaban aproximadamente veinte metros para llegar cuando vi pasar corriendo por la avenida que interceptaba la calle donde me encontraba, una pareja, vestidos con ropa deportiva; haciendo ejercicio mientras disfrutaban el sol matutino.
Resolví ir tras ellos para preguntarles si podían indicarme dónde comprar pan. Convengamos que no fue tarea fácil seguirlos corriendo en ojotas, con la bolsa del mercado al viento y el sol encandilándome los ojos.
Les grité varias veces y… ¡Malditos auriculares y la costumbre de salir a correr con esos endiablados aparatos encajados en las orejas! No obstante los corrí casi dos cuadras. Obviamente no me escucharon y tampoco pude alcanzarlos. A esa altura me sentía bastante estúpida, estaba agitada, despeinada y había perdido una ojota. Creí necesario llamar al departamento para avisar que estaba demorada pero que no tardaría en volver. ¡Qué mañana complicada! Había olvidado el celular sobre la mesada cuando tomé la bolsa del mercado que se encontraba colgada detrás de la puerta de la cocina.
¡No podía sentirme peor! Sólo quería hacer unas tostadas y las cosas se habían complicado terriblemente, porque además ya no sabía tampoco dónde me encontraba con exactitud ni cómo regresar al departamento. Las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas y me sentía abatida.
Fue entonces cuando se me acercó el portero de un edificio –tenía un balde y un rollo de manguera en la mano- y pronunció unas palabras. Luego me hizo señas de que esperase ahí parada.
Dejó el balde y la manguera y volvió a entrar al edificio. Regresó unos minutos más tarde trayendo en su mano izquierda un librito. ¡Un diccionario! Un pequeño diccionario de francés-portugués.
Me lo ofreció y con él pude hacerme entender para formular la tan ansiada pregunta “¿dónde hay una panadería?” Terrible fue mi sorpresa cuando lo vi mover negativamente la cabeza. Me explicó que allí cerca no había ninguna.
Le dije entonces que además estaba perdida y no sabía cómo volver al departamento donde nos hospedábamos. Sacó del bolsillo de su camisa un celular y realizó el llamado. Me indicó que esperara unos minutos al cabo de los cuales un taxi frenó frente a nosotros. Le agradecí la ayuda brindada y me subí al auto.
Le di al chofer la dirección y me dijo en perfecto francés que sólo estábamos a unas diez cuadras. Entonces me sentí ridícula y avergonzada. No pronuncié ni una palabra mientras transcurrió el viaje.
Llegamos. Estacionó frente a la puerta del edificio, detrás de un patrullero. Tres policías rodeaban a mi marido y uno de ellos le daba palmadas en el hombro cuando él advirtió mi llegada.
Se acercó corriendo. Me reprochó que saliera sin haber dicho dónde iba y sin haber llevado el celular.
Sollozando le conté acerca de la idea de darles una sorpresa con  un rico desayuno con tostadas calentitas.
No me creyó ni una palabra. Comencé a gritarle reprochándole su desconsideración. Él se mantenía en silencio y me miraba de un modo extraño. Yo seguía gritando. Entonces él levantó el brazo  mostrándome una bolsa con pan mientras señalaba la vereda contraria. Frente al edificio había una panadería.

martes, 29 de mayo de 2012

Módulo 2.
Propuesta:
Juegos literarios:
Se proponen dos ejercicios de escritura:
a- Escribir la historia que cuenta Macario desde la perspectiva de otro personaje del cuento.
b- Leer "El jardín encantado" y reinventarlo desde la óptica del niño de la casa.

a) La madrina de Macario
     - Quedáte ahí, junto a la alcantarilla... Y con esta tabla pegale a las ranas que salgan. ¡Tanto alboroto y griterío de rana no me ha dejado dormir!
     Que por lo menos haga algo provechoso.  A esta hora Felipa todavía no ha empezado a preparar el almuerzo, los trastos están limpios y hay bastante leña para prender el fogón. Haciendo el trabajito que le he encargado nos hace un bien a todos, comiendo el garbanzo de los cerdos y el maíz de los puercos, o colgándose de mi planta de granadas lo único que logra es perder el tiempo.
     ¡Qué muchachito éste! Mirá que hago cosas por él... A veces me parece que no es suficiente: tratar de educarlo, darle de comer -parece un barril sin fondo-, llevarlo a la Iglesia...
     ¡Qué destino le ha tocado! Sin dudas es muy duro perder a los padres desde pequeño. Decí que nos tiene a Felipa y a mí.
     A veces, se me ocurre que es así como es, por todo lo que ha sufrido. Otras veces pienso que tiene razón la gente cuando dice que está loco. Esa costumbre estúpida que tiene de golpearse la cabeza contra el suelo o las paredes. Felipa dice que no le funciona bien el cerebro. Me parece que siente lástima por él.
     Lo llevo a la Iglesia cada vez que puedo. Lo obligo a rezar y a oír misa. A ver si se le van esos demonios que tiene dentro del cuerpo. Su cuarto lleno de chinches, cucarachas y alacranes es porque va a irse derechito al infierno. La verdad, yo no quiero ni entrar allí.
     Ha dicho muchas veces que le teme al infierno y que le teme a la muerte. ¿Será por lo que le sucedió a los padres? ¿Será por eso que a veces se porta tan raro?
     Por lo pronto, más le vale que se quede donde le he dicho; que mate esas malditas ranas que no dejan dormir. De lo contrario, le pediré a San Judas Tadeo -patrono de las causas perdidas- que mande al diablo para que lo arrastre al infierno.

b) El jardín encantado (desde la óptica de Giovaninno)
            Me gustaba jugar con Serenilla en las vías del tren. Podíamos jugar horas y horas, de muchas maneras. Disfrutaba de su compañía porque no era como las otras niñas que siempre tienen miedo y andan llorando por cualquier cosa. Estábamos sobre las vías y me di cuenta que iba a llegar un tren.
            - ¿Dónde vamos, Giaovaninno? –me preguntó Serenilla y casi inmediatamente encontré un hueco en el seto que iba paralelo a la vía del lado de la colina.
            Pasé primero y le di la mano a mi compañera de juegos para ayudarla a pasar. Nos encontramos en el rincón de un jardín. Había árboles enormes y caminitos con piedras. Caminábamos en puntitas de pie para no hacer ruido.
            El jardín era hermoso pero sentíamos mucha ansiedad porque podían echarnos. Me preguntaba si el lugar estaría abandonado.
            En lo alto del jardín vimos una casa con cortinas amarillo y naranja. Todo estaba desierto. Seguimos caminando por el sendero y encontramos una carretilla. Serenilla se subió y yo la llevaba. De vez en cuando ella señalaba una flor que le gustaba y yo la cortaba y se la daba.
            Llegamos a una pileta. Sentí muchas ganas de refrescarme y le pregunté a Serenilla si nos tirábamos. Ella dejó el ramo sobre la carretilla. Yo me tiré primero desde el borde –no usé el trampolín para no hacer tanto ruido-. Cuando llegué al fondo abrí los ojos y vi que Serenilla también se había tirado. Le di la mano y salimos de la pileta por la otra punta. Pero no disfrutábamos del todo lo que hacíamos porque podíamos ser echados de ahí.
            Cerca de la pileta encontramos una mesa de ping pong. Jugamos un ratito tratando de no hacer ruido pero de repente la pelota dio un rebote; la desvié y pegó en un gong que estaba colgado en una especie de armazón que sostenía una enredadera, produciendo un sonido tan largo que me pareció que no terminaría nunca.
            Nos escondimos. Vimos que llegaban dos criados con bandejas muy grandes. Las apoyaron en una mesa y se fueron. En las bandejas había té, leche y biscochos. Tomamos y comimos sin disfrutar porque estábamos incómodos y teníamos miedo.
            Entonces decidimos acercarnos a la casa en puntitas de pie. Miramos entre las tablitas de la persiana y vimos un chico. Pensamos que era el dueño de la casa y del jardín. ¡Qué suerte tenía! Estaba sentado en una mecedora y hojeaba un libro. Tenía las manos muy blancas y estaba vestido con un piyama cerrado hasta el cuello.
            Se puso de pie. Parecía incómodo. Daba vueltas por la habitación caminando lentamente. Tal vez nos escuchó o sospechó que lo espiaban.
            Nuestros corazones nos latían con fuerza. Él recorría la habitación y con sus blancas manos acariciaba los muebles. De repente se detuvo. Se quedó inmóvil unos segundos y luego giró la cabeza clavando su mirada en la ventana por donde espiábamos. Entonces se sonrió apenas y chasqueó los dedos con su mano en alto.
            Todo comenzó a girar en un gran torbellino a muchísima velocidad. Lo único que podía ver con claridad era la cara asombrada de Serenilla que me gritaba que no entendía lo que estaba ocurriendo. Yo tampoco, pero estaba realmente asustado. Le dije a Serenilla que cerráramos los ojos. Cuando sentimos la calma volvimos a abrirlos. Estábamos parados en medio de un campo inmenso, la casa y el jardín habían desaparecido.

Foro Obligatorio: Narradores, reescrituras y otras yerbas.
“Macario” De Juan Rulfo es un relato en 1º persona. Es un narrador homodiegético ya que forma parte de la historia que cuenta. Fragmentos que evidencian este tipo de narrador:
…“Estoy sentado junto a la alcantarilla aguardando a que salgan las ranas”…
…“Felipa sólo se está en la cocina arreglando la comida de los tres. No hace otra cosa desde que yo la conozco. Lo de lavar los trastes a mí me toca. Lo de acarrear leña para prender el fogón también a mí me toca. Luego es mi madrina la que nos reparte la comida. Después de comer ella, hace con sus manos dos montoncitos, uno para Felipa y otro para mí”…
En cuanto a la cantidad de información de que dispone el narrador, podemos  afirmar que éste es equiscente, ya que narra en primera persona para contar su propia historia, pero tiene una mirada parcial de la misma. La narración se focaliza en el punto de vista de Macario, quien narra sobre sus sentimientos, sus gustos, sus miedos y sus creencias. Fragmentos que dan cuenta de ello:
…”No, mi madrina me trata bien. Por eso estoy contento en su casa. Además, aquí vive Felipa. Felipa es muy buena conmigo. Por eso la quiero... La leche de Felipa es dulce como las flores del obelisco. Yo he bebido leche de chiva y también de puerca recién parida; pero no, no es igual de buena que la leche de Felipa...”
…”De cualquier modo, yo estoy más a gusto en mi cuarto que si anduviera en la calle, llamando la atención de los amantes de aporrear gente. Aquí nadie me hace nada”
…”A veces no le tengo tanto miedo al infierno. Pero a veces sí. Luego me gusta darme mis buenos sustos con eso de que me voy a ir al infierno cualquier día de éstos, por tener la cabeza tan dura y por gustarme dar de cabezazos contra lo primero que encuentro. Pero viene Felipa y me espanta mis miedos. Me hace cosquillas con sus manos como ella sabe hacerlo y me ataja el miedo ese que tengo de morirme. Y por un ratito hasta se me olvida”...
…”Porque yo creo que el día en que deje de comer me voy a morir, y entonces me iré con toda seguridad derechito al infierno. Y de allí ya no me sacará nadie, ni Felipa, aunque sea tan buena conmigo, ni el escapulario que me regaló mi madrina y que traigo enredado en el pescuezo”...
Sin embargo, este narrador no puede reponer hechos del pasado:
…”Un día inventaron que yo andaba ahorcando a alguien; que le apreté el pescuezo a una señora nada más por nomás. Yo no me acuerdo. Pero, a todo esto, es mi madrina la que dice lo que yo hago y ella nunca anda con mentiras.”
Ni conoce todo lo que ocurre a su alrededor:
…”Dicen en la calle que yo estoy loco porque jamás se me acaba el hambre. Mi madrina ha oído que eso dicen. Yo no lo he oído”
Tampoco conoce lo que los demás personajes piensan, sólo narra lo que ellos le dicen.
…”Felipa dice, cuando tiene ganas de estar conmigo, que ella le cuenta al Señor todos mis pecados. Que irá al cielo muy pronto y platicará con Él pidiéndole que me perdone toda la mucha maldad que me llena el cuerpo de arriba abajo. Ella le dirá que me perdone, para que yo no me preocupe más.”
"El camino de las cosas buenas está lleno de luz. El camino de las cosas malas es oscuro." Eso dice el señor cura...”
…”Y mi madrina dice que si en mi cuarto hay chinches y cucarachas y alacranes es porque me voy a ir a arder en el infierno si sigo con mis mañas de pegarle al suelo con mi cabeza.”
 Está narrado en tiempo presente, tiempo por excelencia de este tipo de narrador.


miércoles, 23 de mayo de 2012


Foro Obligatorio Módulo 1
Propuesta:
La actividad obligatoria del módulo uno implica leer y escribir. En este espacio, cada uno podrá publicar su relato, iniciado a partir de la lectura de “La sentencia”, el minicuento de Wu Ch'eng-en: “Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el emperador lo mandó buscar…”.
PRODUCCIÓN:
“Al despertarse, el emperador preguntó por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el emperador lo mandó buscar…”.
Los sirvientes  lo encontraron cuando caía el sol. El emperador le contó el extraño sueño y lo envió lejos de sus dominios.
A la mañana siguiente, el emperador encontró en el portal de entrada de sus jardines al dragón. Yacía muerto.
Los custodios del emperador lo habían considerado una amenaza. El destino del dragón, inexorablemente, se cumplió.

 Foro: Sobre el arte de escribir
Saer plantea en el video que Literatura y escribir es un trabajo. Italo Calvino también expone la idea de pensar la actividad de escribir como un trabajo y confiesa que le hace muchas correcciones a su escrito.
Boudelaire sostiene la idea de que para escribir rápido hay que haber pensado mucho.
Obviamente que los textos y videos presentan un desarrollo de estas ideas. Pero quiero detenerme en lo planteado anteriormente porque considero que esta idea de la escritura, como esta enfocada aquí,  es como debemos tratarla en la escuela y específicamente en la clase de lengua.
Hoy por hoy los alumnos que tenemos en el aula son “los adeptos al clic” La mayoría de ellos piensa que todo puede estar listo casi instantáneamente. Son los nativos digitales que creen que en  uno o dos clicks se resuelve todo.
Me parece que es necesario que trabajemos en el aula para que comprendan que la escritura debe ser pensada, previamente, al momento de escribir, y que hay que pensarla mucho. Que requiere cierto esfuerzo y dedicación, que debemos tomarla como un trabajo al que posteriormente debemos corregir y corregir hasta llegar a la versión final. Y los docentes que andamiamos este proceso debemos “bajar” nuestro nivel de ansiedad y tratar, en lo posible, de respetar los tiempos de producción de cada alumno y ayudarlos a revisar y corregir sus escritos.
Sin dudas, esto lleva tiempo pero cuando los alumnos incorporen este modo de pensar y abordar sus actividades de escritura habremos logrado que la actividad sea mucho más productiva y los aprendizajes, más significativos.